“No es el mejor ejemplo pero había que defenderse”, afirmó Herrera a ‘La Nación’ desde la habitación del hotel donde se aloja el cuadro saprissista.
Herrera recordó que el problema comenzó en un tiro de esquina en el que fueron agredidos los morados Ricardo Blanco y Víctor Cordero. Los golpes fueron subiendo de intensidad hasta convertirse en una batalla campal que involucró incluso a los dos banquillos.
“Tuvimos que entrar (el cuerpo técnico) para tranquilizar a los muchachos y a que hiciéramos un solo grupo de jugadores pues había mucha gente en el estadio, como 10 mil personas, y si los ánimos se calentaban más podía ser peligroso”, dijo.
Herrera dijo que no hubo roces anormales en el partido que desencadenaran la bronca, más allá de los habituales que se presentan en un partido de futbol.
“Ahora amistosos no hay nada, son partidos de preparación. Nosotros queríamos hacer una buena presentación por el país y por el equipo, y ellos estaban en su juego de presentación. Nadie quiere perder en este tiempo”, consideró Herrera.
Como consecuencia del zafarrancho se fueron expulsados los dos capitanes, el peruano Jesús Álvarez y el morado Víctor Cordero.
La Nación de Costa Rica
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