Dicen que el tigre retrocede siempre antes de volver a atacar. Juan Aurich podría ser como un tigre que después de retroceder varios puestos, cediendo puntos increíbles, nuevamente pasa al ataque para felicidad de los hinchas rojos.
El triunfo categórico ante José Gálvez puede ser ese nuevo despertar que anhelamos los hinchas aurichistas, sobretodo por lo que hizo el equipo en el segundo tiempo.
Es cierto que Gálvez es un rival mediocre, que se rindió fácil aun teniendo la ventaja del viento en el complemento, pero en el ánimo aurichista, ganar y por goleada, revitaliza las ilusiones.
Además, vienen dos partidos, en el papel, súper ganables: con CNI en Iquitos y con Melgar en Chiclayo. Ganando esos dos partidos más la victoria de hoy ante Gálvez, sería realmente un trampolín a los primeros puestos.
El equipo respondió. Bien Morales las veces que se le exigió mientras Guizasola estuvo movedizo aunque muy lejos de sus actuaciones coperas. Balta rindió lo que sabe mientras Araujo ratificó que no encaja en el equipo. Rivas y después Vásquez igualmente aportaron poquísimo.
Guevara Tinoco, en cambio, estuvo gigante en la marca, multiplicándose en el ataque. Rubricó su buena labor con su golazo de tiro libre. Espejo en cambio, no lució. Igual que Ciciliano demasiado apático en la mediacancha.
Manco estuvo más colaborador que otras veces y con muchas ganas, lo que redundó en beneficio del equipo. Zúñiga aportó entusiasmo y Tejada, muy marcado, cumplió con su gol.
Ascoy, que reapareció tras superar una rebelde lesión, ratificó que su presencia en Aurich es importante con un buen gol y constantes sofocones al arco contrario. Y finalmente Chiroque hizo lo que pudo, nada más.
Lo cierto es que Aurich, otra vez, nos vuelve a ilusionar.
Ferreñafe
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