Si hay algo que aplaudir es la entrega de los jugadores. Porque nunca bajaron los brazos aun el gol psicológico del uruguayo Piriz o el hecho de jugar el segundo tiempo contra el viento.
Aurich ratificó en la cancha que es diferente al equipo del año pasado. Esta vez muerde, corre, pelea, no se rinde. Y ante los merengues demostró, además, que el equipo suda la roja y quiere ganar cueste lo que cueste.
Qué gran partido de Gary Correa. Muchos pensaron, incluso yo, que no estaba a la altura del Ciclón, pero el chato demostró que es útil, que es talentoso y que en el verde la conoce y que sabe su oficio.
Grande Ricardo Ciciliano. Su golazo fue para quitarse el sombrero. Todos gritamos el gol a todo pulmón. Ni qué decir de la entrega de Guizasola, Rivas y Alvarez, gigantes en el bloque defensivo.
Universitario dirá que jugó con suplentes pero eso a nosotros no nos importa, porque Aurich fue más, lo demostró en la cancha y ratificó que es candidato al título.
Ni el mal arbitraje de Pacheco nos quita la miel de los labios. Porque se ganó con garra, con sacrificio, con esa vergüenza que siempre reclamamos en Juan Aurich.
Morales, Guizasola, Araujo, Alvarez, Rivas, Espejo, Correa, La Rosa, Ciciliano, Tejada Ascoy y luego Mendoza, Chiroque y Guevara Tinoco se llevan las palmas de este día inolvidable para el Ciclón.
Y bien dice el amigo Henry, Araujo es el punto más bajo del Aurich. Mal en todo sentido, pero los triunfos primero se saborean y después se analizan. Por eso, viva Ciclón, carajo.
Kike Ciclón
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