Nadie como el fabuloso penalero de Juan Aurich, Ricardo López Lavalle. Letal, infalible, garantía absoluta en los disparos de los doce pasos. Sucedió como verdugo en la pena máxima a otro grande del Ciclón: Próspero Merino, otro mortífero penalero aurichista. A López Lavalle lo vemos junto a Hugo Sotil en una imagen de 1969.
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