sábado, 3 de agosto de 2013

Pésimo, pésimo, pésimo

Aurich volvió a ofrecer una actuación para el olvido. Pésimo, en todo el sentido de la palabra. Sin orden, sin planteamiento, sin ideas futbolísticas, jugando a cualquier cosa. Y así no se podía esperar milagros. León de Huánuco hizo lo de todos que nos ganan: amontonar gente en su cancha, esperar que Aurich deje espacios y contragolpearlo, matando al Ciclón de dos estacadas.
¿Tan ciego es Bakero que no se da cuenta que todos los rivales saben cómo juega Aurich? Es que ese dizque entrenador no sabe otra fórmula que tocar y tocar e ir adelante y le pone en bandeja los triunfos a los contrarios. En otras palabras es un técnico limitado.
Esta derrota ha dolido más que otras porque la hinchada esperaba más después del 6-1 con Cienciano y ante la amenaza de los equipos que juegan la baja, pero Bakero y sus jugadores están obstinados no solo en perder sino en hundir como sea al Ciclón.
Erick Delgado no tuvo culpa en los goles, sin embargo, en los minutos finales se contagió de la desesperación que cundía en el equipo y dejó que los defensas se vayan al ataque, permitiendo el segundo y definitivo gol huanuqueño.
Céspedes y Estrada tuvieron una tarde desafortunada, malísima, más el primero que malogró varias ocasiones de gol.

Ramos tuvo buena labor y debió cubrir los vacíos que dejaba el "ropero" Balbuena, demasiado gordo para jugar como central y presa fácil de los delanteros rivales.
Rojas cumplió en la contención hasta que entró Atoche, pésimo también, y abrió la retaguardia roja para los goles huanuqueños. Junior Viza, como siempre, cero a la izquierda.
Roberto Merino fue el mejor del Aurich y mientras estuvo en la cancha empujaba al equipo en pos de la victoria. Fue cambiado, al parecer por cansancio, y todo se derrumbó para el Ciclón, pues llegaron los goles contrarios.
De Sánchez no vale ni mencionarlo mientras que Pacheco estuvo animoso pero sin mayor acompañamiento. El venezolano Arismendi no aportó nada.
De Atoche ya está dicho, Kahn entró ganoso y nada más y Ovelar tampoco hizo gran cosa.
Pésimo, pésimo, pésimo. Basta y sobra para resumir lo que hizo Aurich ante León.

Ferreñafe

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