martes, 30 de julio de 2013

Nada de nada

Nada de nada. Así jugó Aurich ante Itagüi. Sin ideas, sin sorpresa, sin vehemencia, sin salidas por los laterales, sin ambiciones, lejos del arco contrario y con una formación tirada de los pelos. la derrota contra los colombianos no solo fue justa, sino que mereció ser más amplia por lo poquísimo que hizo el equipo en la cancha.
Itagüi, afortunadamente, perdonó la vida al Aurich y no lo remató cuando pudo porque enfrente jamás tuvo rival y es una lástima ver la gloriosa casaquilla roja mancillada de esa forma.
Erick Delgado fue víctima del mal planteamiento y la poca entereza del resto de sus compañeros, incluso soportó un gol de huacha. Minaya y Céspedes hicieron lo que pudieron que no fue suficiente. Fueron sobrepasados por los rápidos atacantes dorados.
Ramos tuvo que multiplicarse para corregir la lentitud de Balbuena y Atoche convertidos en auténticas puertas abiertas para los ataques contrarios, evitando un resultado más amplio.

Rojas también hizo lo que pudo para la contención pero Oscar Vílchez tuvo una pésima tarde, totalmente perdido en la cancha y sobrepasado igualmente por los contrarios.
Alexander Sánchez fue una nulidad absoluta, ratificando que está demás en el Ciclón mientras que Roberto Ovelar únicamente aportó entusiasmo y Germán Pacheco, bien marcado, no hizo absolutamente nada.
Junior Viza que ingresó en el complemento, tampoco hizo gran cosa mientras que el venezolano Daniel Arismendi fue un cero a la izquierda, incluso en un ataque que comandó literalmente se olvidó la pelota, dejándola a merced de un contrario. Increíble.
Roberto Merino le puso muchas ganas pero su ingreso fue tardío y no gravitó en absoluto.
Nada de nada. Basta y sobra para resumir lo que hizo Aurich ante Itagüi. ¿Qué nos queda? Unicamente rezar.

1 comentario:

  1. Atención para que le alcancen a Bakero la formación que utilizó para el partido de Hoy según los libros de fútbol
    5-4-1 o 5-3-2
    Una formación de neto corte defensivo, que en la jerga popular se conoce como "colgarse del travesaño".
    Por lo general es usada por equipos chicos que juegan de visita, o un cuadro que debe cuidar un resultado favorable en los últimos minutos de un encuentro.
    Implica agregar un central (generalmente un libero) a una tradicional línea de cuatro, tener a cuatro medio campistas tratando de cortar juego en su propio campo, y un "llanero solitario" corriendo detrás de largos pelotazos y peleando contra toda la defensa contraria

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