La intención de los dirigentes aurichistas a princpios de temporada, de cambiar los moldes del fútbol peruano, buscar otra filosofía de juego, moderno y a tono con los tiempos actuales, trabajar a largo plazo, remover las divisiones menores y tentar con lineamientos diferentes en nuestro balompié fue positivo. Lo negativo es que se equivocaron en la elección de la persona que haga esa labor de recambio en el Perú.
José Mari Bakero es un técnico fracasado y lo está ratificando con Juan Aurich. Sus mayores éxitos se remiten a salvar equipos de la baja. No ha dejado huella ni recuerdo de su labor en México, España o Polonia y lo peor es que demuestra no conocer absolutamente nada de la realidad de nuestro fútbol.
Bakero, para empezar, encontró un equipo armado por los dirigentes y no sabía absolutamente nada de los jugadores, tal es así que jales como Héctor Cruz, Cáncar o José Shoro que llegaron entre bombos y platillos, fueron dados de baja en plena pretemporada porque no estaban a la altura de un club con aspiraciones de ser campeón.
Así, el Ciclón empezó a caminar mal, con un técnico cuya única filosofía de fútbol es tocar, tocar y tocar. No tiene otro argumento: ni desborde por los laterales, ni fabricar espacios, ni buscar la sorpresa, jugadas preconcebidas ni nada. Aurich toca, toca, toca y jamás llega al arco porque simplemente los jugadores no sabern qué hacer con la pelota.
"Estoy contento con este equipo", dijo el técnico al empezar el torneo. Dos fechas después llegó de urgencia el paraguayo Ovelar porque era evidente que el equipo "tocaba y tocaba" pero no anotaba. Bakero no lo recomendó, se lo volvieron a imponer.
Cuadros limitados como Pacífico, "U" o Alianza ganaron fácil al Aurich porque el Ciclón juega a nada y los rivales sí saben pararse. Así marcaron la diferencia.
Aurich no tiene diez. Guevara cumple una temporada desastroza y no cuenta con un suplente idóneo. Sánchez y Viza no dan a talla, Kahn está desdibujado y desmotivado, Pacheco y Ovelar no tienen quién les ponga buenas pelotas en el área, Guizasola cumple una pobrísima camaña, Fleitas es una puerta abierta en la defensa y ni siquiera se suman minutos en la bolsa de Sub-20.
Así, con ese panorama, Aurich camina al descalabro.
Ya es difícil dar caza a "U", Garcilaso y Cristal. La ventaja es abismática y más que un milagro, se necesita una hecatombe de los rivales para meterse en la pelea. El cuento que "la tabla está apretada" es pensar que los chanchos vuelan y que, de repente, porque Dios es grande, Bakero se iluminará.
Es hora de un cambio de rumbo. Aurich está de tumbo en tumbo y la debacle puede ser peor si es que no se toma, hoy mismo, al toro por las astas.
Bakero debió empezar en las tribunas y no en la cancha. "Empaparse" de lo que es nuestro fútbol, el club Juan Aurich y el plantel que tiene. Mandarlo a la cancha vendado ha sido el peor error que han cometido los dirigentes.
Kike Ciclón
No hay comentarios:
Publicar un comentario