Para ganar un campeonato hay que tener controlado. Hasta el último detalle puede inclinar la balanza en una final. Muchas veces, cosas que parecen insignificantes son decisivas y a eso apelaron en Sporting Cristal cuando afrontaron la definición del título del 2014 con Juan Aurich. A los oídos de un empresario muy allegado a los celestes llegó un dato clave que se suponía era secreto: Pedro Gallese tenía todo arreglado con los chiclayanos para el 2015.
El empresario, que habitualmente trabajaba con los cerveceros, llamó al Rímac y le contó a un alto cargo del club lo que se había enterado. Al celeste se le prendió el foco y en una le respondió al agente: “Con esto ganamos el partido. Hay que soltar esto a la prensa y así desconcentramos al ‘Loco’ Delgado. Tú que tienes buenas relaciones con algunos periodistas, busca al más escuchado en la radio y dile que suelte la bomba”. El empresario llamó y en pocos minutos la ‘primicia’ llegó a todos lados y en Chiclayo originó un terremoto.
Erick Delgado se sintió traicionado, venía tapando bien y le traían competencia para la siguiente temporada. Los directivos trataron de calmar al ‘Loco’, que si bien es cierto terminaba contrato quería seguir un año más ya que por lesión había estado parado más de medio año, y le dijeron que no hiciera caso a las informaciones porque sólo eran rumores.
Sin embargo, el daño ya estaba hecho. El día de la primera final, el ‘Loco’ no fue el de siempre y en los dos goles del ‘cholito’ Irven Ávila tuvo mucho que ver. Más de un directivo norteño culpó al que contó las negociaciones con el ‘Pulpo’ y se preguntó cómo se habían enterado en el Rímac de la operación.
Para el partido de revancha, Roberto Mosquera pidió ayuda a un coach que habló con Delgado y le hizo entender que debía centrarse en el choque de vuelta y dejar todo de lado. El profesional hizo su trabajo, motivó al arquero y el ‘Loco’ brilló en el partido que terminó 0-0. Erick salvó varias jugadas de gol y confirmó que, en forma y metido de lleno en el fútbol, lejos era el mejor del medio. Los directivos norteños y Mosquera se frotaron las manos y creyeron que para el choque definitorio no habría problemas en la portería y prescindieron de los servicios del coach.
En el Rímac no se dieron por vencidos y entendieron que la guerra psicológica debía continuar. Por eso a pocos días del partido definitivo apareció en todos los medios lo que ganaría Gallese y por cuántos años firmaría con el ‘Ciclón’. Esta vez Delgado sintió que le clavaban un puñal por la espalda y en el partido más importante falló en un gol y no dio la seguridad que sí había ofrecido a mitad de semana en Lima.
Al final el título se fue para el Rímac y los que más celebraron el campeonato fueron el empresario que dio el dato y el directivo que armó el plan. Los que conocen la interna celeste dicen que curiosamente la siguiente temporada el representante, que le abrió los ojos a los celestes, llevó un par de jugadores al club y los contrataron en una. El favor estaba pagado. (trome.com)