Navidad es paz.
Navidad es amor.
Navidad es sonreír.
Por eso, el mejor regalo de Navidad es una sonrisa.
En esta noche tan especial, cantemos juntos villancicos, olvidemos las penas y hagamos en nuestros corazones un pesebre tan humilde como el que vino Jesús en Belén.
Al dar las doce campanadas, recibiendo la Navidad, hagamos votos para ser buenos y mejores y prendamos luces eternas al arbolito de nuestra fe.
Que en cada uno de nosotros llevemos presente siempre la modestia del Niño Dios y seamos bondadosos por doquier.
Que la Navidad esté presente por siempre, en nosotros.
Que la estrella de Belén esté siempre iluminando nuestro cielo y el amor y la paz reine en cada hogar todos los minutos del año.
Una ¡¡¡Feliz Navidad!!!, muy aurichista, para todos.
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