Uno de los porteros que, pese a no lucir, fue importante en Juan Aurich, es Gerardo Rubiños. El hermano de Lucho, el mundialista, destacó por ser sereno, oportuno, cumplidor y sobre todo una garantía en la puerta aurichista. En 1976, con Rubiños en el arco, como dice la famosa letra de "Perú campeón", Aurich estuvo a un tris de clasificar a la Copa Libertadores con un equipo joven pero aguerrido y muy corajudo. Lo vemos en Matute, atajando un balón ante la mirada de Vargas, Olea y Stucci. Llega tarde Manuel Mellán, del Municipal, que también jugó en Aurich.
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