El accionar que tuvo Juan Aurich ante Sport Boys fue perfecto. El equipo se comportó como la máquina afiatada que debe ser, con los excelentes jugadores que cuenta en sus filas.
Los rosados dirán que la expulsión de Carranza facilitó la goleada y que le anularon un gol legítimo al Boys, sin embargo, lo hecho por el Ciclón era para pasar por encima hasta misilera con quince jugadores y tres arqueros juntos.
Rinaldo Cruzado estuvo formidable. ¡Qué jugador! Fue el motor del equipo. Y no sólo eso. El obrero que corrió toda la cancha e hizo a olvidar a todos los diez que cuenta Umaña en su escuadra.
William Chiroque, a su vez, se acordó de sus viejos tiempos, y se jugó un partidazo, llevando siempre peligro al área rival.
Pedro Ascoy también estuvo en su noche, diablo en sus escapadas, y haciendo una memorable pared con Cruzado, en el gol de éste último.
Ni qué decir de Mauricio Montes que al fin certificó en la cancha sus dotes de goleador, marcando nada menos que tres tantos en la valla rival.
Ojalá Juan Aurich juegue siempre así, de esa manera tan contundente, tan efectiva, tan armonioso, porque es a única manera de salir campeones.
Palmas también para Nelinho Quina, estupendo ensus trepadas al igual que Eduardo Uribe que siguió los pasos de Cruzado y hasta repartió pelotas como los dioses.
Diego Penny tuvo poco trabajo, pero las veces que fue exigido respondió, al igual que los defensores que Luis Guadalupe, Jesús Alvarez y Edgar Balbuena aunque el guaraní falló muchas veces.
Jorge Molina estuvo estupendo en la contención, mientras que Luis Tejada apoyó con un gol. Ciciliano, por su parte, entró demasiado tarde y el juvenil Romario Aliaga aportó entusiasmo.
En suma, queda una frase después de este concierto de marinera en el Callao: Aurich fue un Ciclón...
Pepepe
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