Luis Gill sobresalió en Juan Aurich por sus cuatro pulmones. Fue una de las figuras en el inolvidable equipo de 1976 que, al mando de Julio Meléndez, quedó a un tris de clasificar a la Copa Libertadores y se la pasó casi todo el torneo peleando el primer lugar del Descentralizado. Un volante defensivo incansable trajinador, auténtico perro de caza en la marca, Gill demostró mucha calidad en la cancha y por eso los hinchas lo consideran uno de los mejores jugadores de todos los tiempos en la historia del Ciclón del Norte.
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