Juan Aurich ganó con autoridad a León de Huánuco. El equipo lució empeñoso, ganador, siempre al ataque, con hambre, como es la famosa frase de Luis Guadalupe, sin embargo el 2-0 es exiguo y poco por el amplio domiio que ejerció el Ciclón en el partido.
El ingreso de Renzo Sheput fue primordial para que Aurich tenga la fuerza suficiente para ganar. En un primer tiempo discreto y un equipo rojo sin profundidad, Aurich demostró que es carente de ideas sin un "10" apropiado en la mediacancha.
El "Pincel" ratificó sus pergaminos y sin llegar a una actuación discreta, le permitió al equipo cambiar de panorama, tener más llegada, más contundencia en el ataque y recién pudo hacerle daño al rival.
Umaña fue demasiado arriesgado y otra vez temeroso al presindir de un volante de creación y apostar por Uribe y Cruzado en la mediacancha. Y aunque estos dos últimos hicieron los goles, es obvio que no calzan los mismos chimpunes de Sheput o Anderson Cueto.
El técnico aurichista nuemante pensó más en salvar un punto que ganar tres. Y por ello su esquema defensivo, con poca salida, confiando en los pelotazos largos a Tejada o los desbordes de Chiroque y Ascoy. Pero así, a la champa, no se ganan los partidos. Y, menos mal, con el ingreso de Sheput, el equipo despertó, se avivó y liquidó al León.
La pregunta es qué pasa por la cabeza de Umaña. Qué criterios, qué patrón sigue para armar sus equipos. Por qué ese afán desmesurado por defender. Por qué esa bronca repentina a los "10" del equipo llámese Sheput, Ciciliano o Cueto. Qué pretende demostrar jugando a no perder y a no ganar.
Lo de Ciciliano, bueno, sabemos que el hombre está de mal en peor, pero afrontar un partido de local sin "10" fue temerario y a Umaña casi le sale el tiro por la culata.
Ojalá el colocho aprenda la lección de ayer. Porque se ganó, verdad, pero el equipo debe mejorar más.
Pepepe
Fotos Prensa Juan Aurich
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