En medio de dramáticas y desgarradoras escenas de dolor fueron sepultados ayer en el cementerio Jardines de la Paz de la ciudad de Chiclayo, región Lambayeque, los restos de Carlos Miguel Meléndez Vásquez (34), hijo del exjugador de la selección peruana y mundialista Julio Meléndez.
El cortejo fúnebre partió de su vivienda ubicado en la cuadra 2 de la calle Las Moralejas, del Pueblo Joven 9 de octubre en la ciudad norteña, en compañía de familiares, amigos del barrio y jugadores del Club Deportivo Caimanes, equipo donde cumplía su tercera temporada.
Al son de los mariachis y los acordes de una banda de músicos, el ataúd fue paseado por la canchita de su barrio, donde aprendió a jugar fútbol.
En el arco, donde muchas veces gritó gol, se colocaron globos negros como muestra de duelo y tristeza por la partida del “negro Milonga”, como lo conocían sus amigos más queridos.
Incluso encima de su ataúd se colocó una camiseta de Juan Aurich, equipo que defendió en la etapa de la Copa Perú.
El recordado mundialista Julio Meléndez acompañó a su hijo hasta su última morada confundido entre el llanto y el dolor por la irreparable pérdida. “Era todo un profesional, tantas alegrías, me hubiera gustado mucho que llegara a la selección”, dijo.
Antes de darle el último adiós en el cementerio sus compañeros hicieron un momento de silencio y luego gritaron “Meléndez no se va… no se va”, entre el aplauso y el llanto de todos los asistentes.
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