Alianza Lima hizo mejor las cosas, aprovechó las oportunidades, fue sólido en su defensa, se paró bien en la cancha y ganó con merecimiento. Aurich no tuvo nada de eso y desnudó, por el contrario, debilidades y falencias.
También es verdad que hubo un exceso de optimismo y que eso redundó en la actuación del equipo, a lo que suma el k.o. que significó, para el equipo, el tercer gol contrario, quedándose todos dormidos.
Habrá que dar vuelta a la página y mejorar porque, en honor de la verdad, por lo visto en el estadio Elías Aguirre es evidente que nuestro equipo no está cohesionado y necesita atornillar aún más su maquinaria.
Goyeneche tuvo muy buenas tapadas pero evidenció que se queda en los achiques y las pelotas venenosas en su área. En el primer gol victoriano pudo hacer algo más pero se quedó en su raya.
A Estrada le quedó demasiado grande el partido pese a su entusiasmo y por su lado llegaban los ataques grones. Balbuena y Cummings tras un buen primer tiempo, se desdibujaron en el complemento y fueron puerta abierta para Alianza Lima y Céspedes deambuló, literalmente, en la cancha.
Viza y Vílchez fracasaron en la contención y tampoco ayudaron de nexo con el ataque. Tuvieron una actuación mala ambos. Mariño fue un cero a la izquierda que no aportó nada positivo.
Pacheco intentó hacer lo suyo, incluso pudo marcar de tiro libre, pero la suerte no lo acompañó en tanto que Rengifo estuvo perdido en la cancha. Ovelar, a su vez, fue el mejor de Aurich, anotando un gol y peleándolas todas.
Carranza mejoró la marca aurichista con su ingreso mientras Noronha no aportó nada por el poco tiempo que actuó. Merino, finalmente, únicamente aportó entusiasmo.
Aurich jugó mal, no hay más vueltas que darle y habrá que dar vuelta a la página.
Kike Ciclón
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