Iba a ser un triunfazo. Aurich hizo todos los méritos para conseguir la victoria, se paró bien, impuso su orden y resistió con valentía los embates cusqueños. Pero el fútbol es así y el puntito, finalmente, es bueno para la cosecha aurichista en la carrera al título del Apertura.
Además hubo temple, coraje y el equipo jamás bajó los brazos. Son los méritos del Ciclón que, con una banca exigua, sin refuerzos, está allí, peleando el campeonato.
Rivadeneyra estuvo muy bien en el arco del Ciclón. Decidido, arriesgado y acertado en los achiques, el larguirucho portero aurichista fue lo mejor de la cancha.
Roberto Mosquera apeló a una línea de tres para contrarrestar a los cusqueños. Balbuena, Ramos y Cummings lo hicieron muy bien, jugando con inteligencia y bien parados, lamentablemente el panameño fue expulsado.
Cuba empezó impetuoso, tuvo hasta dos ocasiones para anotar, pero después se cansó mientras Céspedes estuvo más preocupado en la marca. Ambos cumplieron.
Rojas, como ya es costumbre, fue un paredón en la mediacancha roja mientras Vílchez se prodigó con acierto en el ida y vuelta, luciendo muy trajinador, voluntarioso y empujando constantemente al equipo.
Viza cumplió en lo suyo, aunque estuvo muy lejos del área, mientras Rengifo lució afanoso, buscando siempre el choque y firmando su buena labor con un golazo. No debió ser cambiado porque era una pesadilla para los rivales.
Pacheco aportó ganas pero no fue suficiente y finalmente se cansó. Noronha, su reemplazante, también puso únicamente entusiasmo.
Carranza ayudó en la marca mientras que Reyes contribuyó a rotar el balón en los minutos finales.
Debió ser un triunfazo, pero el fútbol es así. De todas formas, el punto, en la altura de Cusco y con diez hombres, es muy bueno.
Kike Ciclón
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