jueves, 12 de marzo de 2015

Así palpitan los argentinos el Aurich-River

Los taxis avanzan, aceleran, tocan bocina. Viven apurados. Los semáforos se ven únicamente en las esquinas más concurridas, y en ese caos de tránsito, los peatones eluden los autos, arriesgan sus vidas. Cada calle ofrece un entretenimiento (casino y tragamonedas) y cada restaurant ofrece un menú de comida autóctona, donde siempre hay gente consumiendo sopa con pollo aunque la temperatura alcance los 30 grados. Así se vive en Chiclayo, "La Ciudad de la Amistad", donde River, a partir de las 20.15 (22.15 de Argentina), buscará amigarse con la victoria para enderezar su rumbo en el Grupo 6 de la Copa Libertadores, que lo tiene último con apenas una unidad.

En el Supermercado Metro hay una casilla que vende las entradas. La cola no es larga, pero sí constante. Los precios no son los mismos de la semana pasada, cuando San José de Oruro se presentó en esta ciudad. La popular que hace siete días estaba 10 soles (3,5 dólares), se duplicó. Y la platea de mejor ubicación se cotiza a 120 soles (40 dólares). "No se reflejaba este entusiasmo desde 2012, cuando vino a jugar Santos con Neymar. Habrá estadio lleno", dice, contento y orgulloso, César Alva, el gerente del Juan Aurich. River, que acumula seis derrotas consecutivas como visitante en la Copa Libertadores, llega con la soga al cuello. Una victoria será un alivio, y cualquier otro resultado obligará a sacar la calculadora. River lo vive como una final. Y como cada vez que el equipo de Núñez se encuentra en situación límite, Marcelo Gallardo apuesta por los once de memoria. Sucedió en la Copa Sudamericana, y también en la Recopa contra San Lorenzo.

En una cancha de césped sintético, que además está en mal estado, y con un viento que complica, River deberá reencontrarse con su fútbol, ese que mereció tantos elogios. Ese que abajo era granítico e impenetrable, y que hoy sufre más de la cuenta. Aquel que arriba no perdonaba, y que hoy llega mucho y concreta poco. En definitiva, River necesita volver a ser, recuperar el viejo camino. Y también los puntos que dejó ante San José en Oruro y frente a Tigres en el Monumental. "Hay que tomar algunas previsiones, ya que es una cancha distinta, pero nada más", aseguró Marcelo Barovero, y alejó fantasmas. Habrá que estar más atentos que nunca al pique de la pelota, y acomodarse lo más rápido

posible. Ahí está el gran secreto. Hace una semana, San José entró dormido y lo pagó. En 22 minutos, Juan Aurich le hizo dos goles. "Es una pequeña ventaja", apuntó Luis Tejada, el delantero panameño y goleador histórico del Ciclón del Norte, actual subcampeón del fútbol peruano. "A River lo estudié, lo conozco. Sé cuáles son sus puntos débiles y también lo que tenemos que hacer para ganar. No será un partido de descarte como dicen ellos, sino un partido donde tenemos una fuerte motivación para sumar tres puntos muy valiosos ante un grande de Sudamérica", argumentó Roberto Mosquera, el entrenador que asumió en el 2013, cuando Juan Aurich estaba al borde del descenso, y hoy lo ubicó entre los mejores de Perú. Y aunque el conjunto local está último en el torneo local, apuesta todos sus cañones a la Libertadores. "¿Por qué no soñar? Esto es fútbol", dijo Mosquera.

Es el final de las especulaciones. Es el momento de jugar. Aquí, en Chiclayo, en el noroeste de Perú, en la Ciudad de la Amistad, donde River se presentará como un enemigo y buscará ser el que fue.

Clarin.com

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