Acabamos de sufrir. Juan Aurich empató 3-3 con Unión Comercio, pero el resultado solo sirve para las estadísticas porque lo que la historia dirá es que el Ciclón presentó un equipo malo, que quedó entre los coleros, no clasificó al repechaje y que un año más seguirá en la Segunda División.
José Soto fracasó por tercer año consecutivo como entrenador y fue el único que consiguió un título: el campeón de las derrotas.
La campaña, en realidad, es para el olvido. Malaza bajo todo punto de vista, pobres empates, malas actuaciones, derrotas merecidas y un plantel que nunca dio la talla. Por ello la mala campaña, porque se armó un equipo a la champa y que jugaba a nada, sin ponerle alma en la cancha, salvo honrosas excepciones. La directiva no quiso invertir, solo gastó un sencillo, fue el último equipo en armarse y con ese panorama, esta eliminación no debería sorprender.
Ahora queda pensar en el próximo año, que celebramos el centenario, pero habrá que rezar para que los dueños del club se decidan o a invertir, tirando la casa por la ventana, o vender al Ciclón a gente que realmente quieran al club y estén dispuestos a armar un equipazo que gane de punta a punta el ascenso.Nadie sabe cuáles son las intenciones de la familia Oviedo, propietaria de Juan Aurich Sociedad Anónima Cerrada, y por eso lo único que queda es rezar para que la crucecita de Motupe los ilumine, se invierta o se venda y el Ciclón celebre sus años campeonando y volviendo a Primera División.
Queda poco por rescatar. Los arqueros Ulloa y Quispe, los colombianos Rentería y Córdoba, el argentino Collante, el buen lateral Jorge Toledo y dejamos de contar. El resto no dio la talla, aportó poco y las consecuencias están a la vista.
Siempre se dijo que la actual dirigencia, conformada por directivos que como los jugadores tampoco dieron la talla, estaban haciendo las cosas muy pero muy mal, sin embargo nunca reaccionaron y finalmente Juan Aurich quedó fuera de combate convirtiendo los sueños de subir a Primera División en pesadilla.
Si realmente los actuales propietarios del Ciclón quieren al club deben vender o, caso contrario, empezar a armar un gran equipo, invirtiendo sin miedo. Deben contar, ya, con una sede social tras que perdieran la Videnita, rearmar las divisiones menores y contratar un gerente deportivo que sepa trabajar bien y que no haga las cosas al champazo, como ha ocurrido este año.
De no ser así, los cien años del Aurich lo celebraremos en vez de risas y alegrías, con lágrimas y mucho pesar como ahora.
Pepepe
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