Varias webs y periodistas chiclayanos han celebrado, como un gran logro, que Aurich se mantenga en la Segunda División y han hecho fiesta con la derrota de Chavelines 2-1 ante Coopsol que lo condena a la baja, cuando la realidad es que se suponía que en el año del centenario, el Ciclón tenía que pelear el título y ascender y no andar enredado con el tema de mantener la categoría.
Incluso el técnico Cortijo se revienta cuetes solito, afirmando que logró el objetivo de salvar la categoría y que es un gran regalo para los hinchas aurichistas, cuando lo cierto es que la campaña 2022 de Aurich es un rotundo fracaso.
Chavelines ya estaba condenado hace muchísimas fechas, cuando se quedó sin dinero, renunció su comando técnico y amontonó sus deudas con sus jugadores ¿es mérito, entonces, celebrar a costillas de otro equipo?
Aurich hizo un papelón este 2022, malogró el centenario y fracasó en el objetivo de subir a la Liga 1 al cumplir sus 100 años. Esa es la verdadera realidad del Ciclón.
Festejar que nos mantenemos en la categoría en el año preciso que debías campeonar, es tapar el sol con un dedo, tratar de ocultar el rotundo fracaso y engañarse a sí mismo.
Por eso, tanto los dirigentes, como el comando técnico, deben marcharse de inmediato porque fracasaron y decir que lo de salvar la categoría es un gran logro es solo un curita a esa gran herida que tienen los hinchas por no poder festejar, a lo grande, los 100 años del Ciclón.
Chavelines bajó porque estaba condenado de antemano. No es mérito del equipo aurichista. Por eso, háganle un gran favor al Aurich y váyanse dirigentes y comando técnico.
Lamentablemente hay periodistas que los caracteriza el conformismo y la mediocridad y es un rasgo caracteristico de lo que hoy es Chiclayo una ciudad sucia sin poryectos urbanisticos que permitan tener a sus habitantes una calidad de vida insuperable.
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