Nunca como ahora que ese viejo refrán pelotero se haga cierto. Aurich falló numerosas ocasiones de anotar y finalmente sucumbió ante un equipo que aprovechó dos gruesas fallas defensivas rojas para quedarse con los tres puntos mientras el Ciclón regresa a casa sin nada.
Roberto Ovelar perdió hasta tres goles cantados ni qué decir del penal que disparó mal Michael Guevara que hubiera significado, por lo menos un empate. Así, en ese panorama, no se podía esperar milagros y por el contrario, Garcilaso se fue de la cancha triunfador.
Aurich no jugó mal. Hizo un excelente primer tiempo, jugó con mucha inteligencia, siempre tuvo el balón y manejó con sapiencia los tiempos. Pero ¿de qué vale eso si al final perdimos? Las estadísticas al final son las que priman en el fútbol y el romanticismo de que aurich jugó un partidazo se perderá, irremediablemente en las mazmorras del olvido.
Bakero tendrá que corregir cuanto antes esa falencia de anotar porque, sino, la inversión realizada por la dirigencia se irá al tacho.
Goyeneche tapó bien, incluso tuvo una formidable atajada y en el primer gol cusqueño, tras evitar un primer remate no pudo evitar el último patadón letal ante la desidia de sus defensores.
Josué Estrada aportó entusiasmo mientras Jeickson Reyes fue una nulidad y cometió un penal infantil.
Fleitas y Minaya cumplieron buena labor manteniendo lejos del área a los delanteros rivales y Atoche fue una muralla para los cusqueños.
Carranza ayudó mucho en la marca y Vílchez perdió un gol y en el ida y vuelta lo hizo bien. Velarde probó de lejos siempre pero sin suerte.
Sánchez lució muy apagado y Ovelar no aprovechó las tantísimas oportunidades que tuvo.
Guevara anotó un gol de penal pero perdió otro mientras Kahn cumplió un buen partido. Finalmente salazar cumplió con el libreto.
Una derrota dolorosa que vuelve hacer verdad el viejo dicho de que goles que no haces...
Kike Ciclón
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