Es el reverso de la medalla de la época del tristemente célebre Bakero que el equipo era conformista, dejado y que le llegaba altamente ganar o perder.
Ahora no. El equipo pelea, se para bien, espera al rival, contragolpea y lo que es mejor, todos colaboran, el que menos ayuda y cuando se trata de atacar, se va en bloque, con ansias.
No ha sido un triunfazo, tampoco, pero da gusto ver al equipo ganando así, mostrándose parejo, poniéndole ganas, con ambición de gol y lo que es mejor, con coraje y afán de lucha.
La Copa Inca es recién un tubo de ensayo y el Descentralizado será otra cosa, pero por la forma cómo agarra moral Aurich, es indudable que ya somos protagonistas.
Juan Goyeneche estuvo bien en el arco, sobrio y seguro, transmitiendo tranquilidad a la defensa. Pudo tapar, incluso el penal moqueguano. Aldair Perleche lució ganoso aunque le faltó más llegada, todo lo contrario a Céspedes muy voluntarioso, carrileando siempre y llevando mucho peligro al arco rival.
Cummings y Balbuena estuvieron excelentes en la contención aunque debieron esforzarse al máximo con el ingreso de Miguel Silva en el complemento en tanto Rojas cumplió con acierto, como es su costumbre, en la contención.
Viza estuvo bien en la volante, ganoso, colaborando en los ataques al igual de Oscar Vílchez, cada partido mejor, anotando, incluso el primer gol del Ciclón.
Pacheco estuvo demasiado marcado sin hacer de las suyas mientras Ovelar nuevamente fue importante en la avanzada, resquebrajando el bloque defensivo contrario.
Noronha ingresó con muchas ganas, llevando peligro siempre al área rival aunque sin fortuna, mientras Ramos ayudó en la parte defensiva. Guerrero mostró ganas en los pocos minutos que jugó.
Aurich corajudo. Este Ciclón, la verdad, invita a verlo porque las pelea todas.
Pepepe
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