Luis Tejada ya es inmortal. Hoy partió al paraíso de los dioses, a reunirse con Pelé y Garrincha, con Beckenbauer y Gigi Riva. Porque el "Matador" pertenece a esa estirpe, es miembro de ese club exclusivo de grandes estrellas del fútbol, a esa pléyade de magos del balón que encandilan, asombran, maravillan, entusiasman y se hacen ídolos del mundo.
El "Matador" ya está enmarcado en oro en la historia de Juan Aurich. Nos regaló tantas alegrías, infinidad de emociones, sonrisas a granel y no solo prestigió la roja con sus golazos, su talento, su ímpetu y su caballerosidad en la cancha, también con esa sonrisa donde brillara el diente de oro, el fulgor reservado tan solo para los grandes entre los grandes del fútbol.
El "Pana" no ha muerto, eso no es cierto. Él ha partido hacia las canchas celestiales a seguir haciendo goles, a deleitar con su talento, llevado por Pelé y Beckenbauer, porque necesitaban sus golazos para estremecer el corazón de Dios y sus ángeles tal igual lo hacían con todos los aurichistas.
Ahora Tejada es inmortal. Jamás podrá morir. Estará siempre vivo en el corazón de todos los que admiramos su entrega y coraje, sus goles y su sonrisa mágica donde brillaba sempiterno el diente de oro.
¡¡¡Gracias por tantas alegrías, "Pana!!! por haberte enfundado la roja, por regalarnos una estrella en 2011 y hacernos felices con tu arte y talento.
Y al pasar los días, el tiempo, y los hinchas sigan repitiendo en sus memorias sus goles, su vehemencia y ahínco, "Pana" Tejada no solo seguirá vivo, sino que será mucho más grande, enormemente, gigante.
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