La dirigencia de Juan Aurich quedó en silencio luego que el TAS le tirara roche a sus reclamos para que lo incluyan en el torneo de ascenso 2024.
Atrás quedaron las marchas que organizaba la dirigencia, con un puñado de hinchas, acusando a la FPF de trato discriminatorio cuando la realidad absoluta era que esos mismos directivos no cumplieron con honrar sus deudas en los plazos establecidos.
Los timoneles del Ciclón pretendían que la FPF y luego el TAS aceptaran que meter cabeza, tirar perro muerto y hacer huachas es válido en el fútbol, que no debe ser sancionado y que a quienes se les adeuda, canten a todo pulmón échale tierrita y tápalo.
Aurich, ahora, corre el riesgo de ser descendido hasta la Copa Perú, lo que sería una tragedia para nuestro club. Luego de perder la categoría en 2017, el Ciclón estuvo seis años enclaustrado en el torneo de ascenso, tuvo un centenario para el olvido, y esta temporada no lo dejaron participar, por lo que son siete años de maldición para nuestros colores.
¿Toleraremos un octavo año lejos de la Primera División? Es momento que el club cambie de manos, entre otra directiva, se involucren empresarios que amen al Aurich y resucitar al equipo como el ave fénix. Es momento que Oviedo entregue nuestro club a personas con ambiciones y no como la actual dirigencia que solo cosechó fracasos, papelones y nos arruinó el centenario.
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