El rojo sigue verde. Juan Aurich no logra armarse y por eso, en tres partidos oficiales, dos derrotas y un empate y en todos los casos, jugando mal, sin ideas, apelando al "ollazo" y esperando que los carritos chocones como Pacheco, Tejada, Rengifo la resuelvan arriba.
Pero, sin un buen centrador de pelotas, sin alguien que desborde bien, sin carrileros exactos, es poco o nada que se puede esperar de "Pachegol", el "Pana" o el "Charapa".
Tanta es la ineficacia de este Aurich 2015 que Tejada volantea y que Pacheco es el organizador de juego. Junior Ross, a su vez, que emergía como esperanza de velocidad y pelota al ras, no ha respondido y sus actuaciones dejan mucho qué desear.
El único que marca la diferencia, hasta el momento, es el colombiano Valoyes pero no jugó ante Tigres por lesión.
La verdad que Tigres es inmensamente superior al Aurich. Un equipo con más oficio, más costoso (que se refleja en la cancha) y con mejor disposición táctica. Mosquera y Aurich pensaron en el cero demasiado, y la inclusión de Marcos Delgado por Oscar Vílchez fue un desacierto porque hizo que los locales arrinconaran al Ciclón u terminaran por golearlo.
Aurich, a sabiendas de su inferioridad, debió arriesgar más. Cuando lo hizo, como ese pelotazo de Tejada que sacó Guzmán, hizo daño, pero una golondrina no hace un verano. Y el Ciclón finalmente, por sus propios miedos, fue presa fácil de Tigres.
Nuestro equipo solo duró un tiempo, pero las diferencias eran evidentes. Cuba no llevaba peligro y Céspedes, quien hacía todo bien pero la terminaba mal, no causaban mayor sorpresa y sus balones siempre, siempre, se iban fuera o era para los contrarios. Ni Tejada ni Pacheco tuvieron ocasiones claras en el área.
Así no se hace patria. Mosquera ha poblado su equipo de obreros, lo que está bien, pero lo malo que esos trabajadores empeñosos están desorientados sin nadie que los explote adecuadamente. Toda la hinchada reclama un "10", alguien que toque y la juegue en pared, corta y a ras. Y es en eso que Aurich naufraga porque nadie sabe jugarla. O son carritos chocones, o centradores a ciegas u obreros que corren la cancha pero que no tienen con quién hacerla.
Tigres es una tonelada superior al Aurich. La Copa Libertadores nos muestra, con una goleada, que con un equipo a media caña, suficiente para pelearla en el medio, no se hace gran cosa. Y los sueños de llegar lejos en el torneo continental, entonces, se hacen pesadilla.
Aurich no cuaja. Son ya, dos temporadas que Mosquera quiere morir en su ley de jugar con obreros y chocones. Que lo haga es cosa de él, pero ser goleado, como ocurrió en México, es algo que nos duele a todos.
Kike Ciclón
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