Aurich fue más todo el partido. Dominó, fabricó muchas ocasiones de gol y no perdonó en las oportunidades que se le presentó además que fue sólido en la retaguardia. No fue un partido perfecto, tampoco, pero se vio a un equipo con oficio y, reiteramos, bien parado.
Erick Delgado tuvo poco trabajo pero las veces que fue exigido respondió con acierto. Está invicto desde la llegada de Roberto Mosquera.
Rodrigo Cuba expuso mucho entusiasmo y se proyectó en forma constante aunque desordenada. Se va asentando en la retaguardia roja mientras que Jeickson Reyes, aunque desordenado, es práctico, habilidoso, quimboso y voluntarioso. Debe trabajar más en los centros.
Balbuena y Ramos, que se lesionó, cumplieron bien en la defensa, conteniendo las avanzadas cusqueñas mientras que Alfredo Rojas fue, otra vez, un gigante en la mediacancha, un perro de caza rojo.
Vílchez cumplió en el nexo entre volante y ataque pero no tuvo fortuna en sus remates mientras que Alexander Sánchez, nuevamente, fue el valor más bajo del equipo, aportando poco, enredándose mucho en las jugadas y muy lejos del área.
Viza, en cambio, estuvo animoso pero generando poco peligro todo lo contrario a Israel Kahn, el mejor jugador de la cancha, anotando un golazo y colaborando siempre en el ataque. Estuvo en una tarde realmente imparable.
Ovelar, a su vez, sigue en racha, y, lo más importante, su gol fue muy oportuno para desmoronar a la defensa cusqueña.
Arismendi anotó un tanto pero se perdió dos goles increíbles, demostrando mucha carencia de técnica. Minaya estuvo nervioso pero cumplidor. ¿Tomasevich? Sin comentarios.
En suma, un gran triunfo pero lo más importante, volvió el Ciclón.
Ferreñafe
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