Carta a Suárez

Señor Luis Fernando Suárez, usted quizás no sabe cuánto hemos sufrido al lado del equipo este 2009. Nos ilusionamos con la psibilidad de ser campones y no bajamos los brazos aun las peores derrotas, porque confiábamos en el plantel, dirigentes y cuerpo técnico.

Sin embargo, cuando ya estábamos cerca de la hora más gloriosa el Juan Aurich, hubo un cambio de entrenador, que ya no vale recordar, y usted apareció con la responabilidad que ese sueño de ser campeones no se desvaneciera y terminara la obra empezada con tanta fe.

Pero, usted señor Suárez, en vez de seguir alementando la llamita de la fe, la ha ido apagando con sus erradas formaciones y por ende, sus tremendas derrotas, sumiendo en desaliento a la afición. Ahora estamos al borde del abismo, dependiendo de un milagro para lograr el ansiado título. Y duele que estando tan cerca de ser campeones, ahora dependamos de rezos y oraciones a la Cruz de Motupe para alcanzar la gloria.

Por ello, a puertas del partido con Cristal, le invoco, en nombre de todos lo aurichistas que NO NOS VUELVA A FALLAR. Que ante los celestes y luego con CNI, le regale triunfos y no pesares a la hinchada roja.

Posiblemente no ganemos el título. Es más que suerte lo que necesitamos. Sin embargo, ESPERAMOS QUE EL EQUIPO CIERRE EL AÑO A LO GRANDE, CON VICTORIAS CLARAS Y JUGANDO UN BUEN FUTBOL. Queremos volver a sonreír.
Usted, señor Suárez, está en deuda con la afición chiclayana, la misma que lo recibió con los brazos abiertos, implorándole que nos saque campeones.

No queremos que se vaya de Chiclayo convertido en paria social. Nuestra ciudad consagra a quienes lo dan todo por Aurich y usted hasta ahora, no ha podido ganarse el corazón huerquque simple y llanamente porque no demuestra, hasta ahora, ser un buen entrenador.

QUEREMOS TRIUNFOS. Justifique, señor Suárez, su sueldazo y pergaminos. Está a tiempo. Ganemos a Cristal y a CNI. A lo mejor, por allí, somos campeones, quizás no, pero, por favor, cerraremos el año con sonrisas, las mismas que teníamos cuando empezamos este largo camino de la temporada 2009.

De usted depende, señor Suárez.

Atentamente,

Ferreñafe