martes, 24 de noviembre de 2009

La fe es lo último que se pierde


¿Cómo decía mi abuelito? Se perdió una batalla pero no la guerra. Luego del duro golpe que sufrimos en Recuay y aceptar que las cosas pintan negras para Juan Aurich, es cuando debemos ser más fuertes que nunca y no rendirnos pese a que tenemos todo en contra. La consigna es que aún podemos ser campeones.
Y es que la fe es lo último que se pierde. Alianza Lima la tiene todo fácil y en bandeja, sin embargo en el fútbol no hay lógica y cualquier cosa puede pasar, incluso que a los íntimos se les queme el pan en la puerta del horno.
Al Aurich le está pasando lo mismo. Luego del gran Descentralizado que hicimos, llegó esta liguilla fatal que nos ha puesto al borde del precipicio. Sin embargo tenemos un hálito de esperanza y hay que aprovecharlo.
La primera tarea es ganar sí o sí a Cristal. Los cerveceros vienen mal y podemos ganar. Aunque el equipo de Oblitas pretenderá resarcirse de sus derrotas a costa nuestra, sin embargo debemos confiar en el Ciclón. Es lo menos que podemos hacer como hinchas.
Ojalá Gálvez le gane al Alianza Lima. Es difícil, pero es una posibilidad. Eso nos pondría otra vez cerquita de los grones.
Luego, al CNI en Chiclayo, debemos ganarles como sea y esperar que los íntimos, en una tarde negra, empate o pierda con Vallejo en Matute. También muy difícil, es cierto, pero no imposible.
¿Qué más podemos hacer, si no es tener un poquito de fe como cantaban Los Panchos? Hemos ilusionado tanto con el título que no debemos hacer que esa llamita de esperanza se apague.
Ahhh, claro. Si las cosas nos salen mal, entonces no tengamos piedad con todos aquellos que hundieron al Ciclón. Y todos los hinchas sabemos quiénes son. Dirigentes, jugadores y cuerpo técnico están advertidos.
La hinchada debe cumplir hasta el último. Un buen aurichista jamás se rinde, cuando todavía quedan dos batallas por librar. Tengamos fe en el equipo, quememos el último cartucho y esperemos que por allí, lo ilógico del fútbol nos de una manito.
Vamos aurichistas. La fe es lo último que se pierde.

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